lunes, 29 de marzo de 2010

Supuesto Julian Marias sobre Argentina

No se ni como ni porqué alguien se dedica a hacer algo asi, supongo que por colocarse una estrellita de creativo. Es verdad los argentinos somos boludos, para empezar repetimos todo lo que hay en internet como si todo fuera cierto... probablemente poco sea cierto si viene de internet y mas si es de una cadena de mails.
Para empezar dice: “Una vez alguien...” Ni los chistes de Landrisina suelen ser tan poco específicos, Landrisina al menos diria quien es... Una vez estaba, el Ladislao, el carnicero del pueblo. Probablemente el primer parrafo sea lo unico autentico del texto. Lo siguiente solo queda compararlo con un texto original:

Supuesto escrito de Julián Marías

Una vez alguien le pidió a un filósofo español, Julián Marías, muy
conocedor del pueblo argentino y de sus costumbres y, con un gran
cariño por nosotros, que hablara de los argentinos, pero con visión
desde fuera del bosque y de toda pasión...

Esto fue lo que dijo:






'Los argentinos están entre vosotros, pero no son como vosotros. No
intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable de
la dualidad.

Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura.

Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otro;
toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen bromas. Ellos
mismos no se conocen. Creen en la interpretación de los sueños, en
Freud y el horóscopo chino, visitan al médico y también al curandero
todo al mismo tiempo.

Tratan a Dios como 'El Barba' y se mofan de los ritos religiosos,
aunque los presidentes no se pierden un Tedeum en la Catedral.

No renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones.






No discutáis con ellos jamás!!! Los argentinos nacen con sabiduría !!!
Saben y opinan de todo!!! En una mesa de café y en programas de
periodistas / políticos arreglan todo.

Cuando los argentinos viajan, todo lo compara con Buenos Aires.
Hermanos, ellos son 'El Pueblo Elegido' ...por ellos mismos.
Individualmente, se caracterizan por su simpatía y su inteligencia. En
grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento.

Cada uno es un genio y los genios no se llevan bien entre ellos; por
eso es fácil reunirlos, pero unirlos... imposible.

Un argentino es capaz de lograr todo en el mundo, menos el aplauso de
otros argentinos.

No le habléis de lógica. La lógica implica razonamiento y mesura.
Los argentinos son hiperbólicos y desmesurados, van de un extremo a
otro con sus opiniones y sus acciones.
Cuando discuten no dicen 'no estoy de acuerdo', sino 'Usted esta
absolutamente equivocado'.

Aman tanto la contradicción que llaman 'Bárbara' a una mujer linda; a
un erudito lo bautizan 'Bestia', a un mero futbolista 'Genio' y cuando
manifiestan extrema amistad te califican de 'Boludo'. Y si el afecto y
confianza es mucho más grande, 'Eres un Hijo de Puta'.
Cuando alguien les pide un favor no dicen simplemente 'Si', sino 'Como No'.
Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra
NO. Cuando alguien les agradece, dicen: 'NO, de nada' o 'NO'... con
una sonrisa.

Los argentinos tienen dos problemas para cada solución. Pero intuyen
las soluciones a todo problema.

Cualquier argentino dirá que sabe como se debe pagar la deuda externa,
enderezar a los militares, aconsejar al resto de América latina, disminuir
el hambre de Africa y enseñar economía en USA
Los argentinos tienen metáforas para referirse a lo común con palabras
extrañas. Por ejemplo, a un aumento de sueldos le
llaman... 'Rebalanceo de Ingresos', a un incremento de impuestos,
'Modificación de la Base Imponible ' y a una simple devaluación, 'Una
Variación Brusca del Tipo de Cambio'. Un Plan Económico es siempre,
'Un Plan de Ajuste' y a una Operación Financiera de Especulación la
denominan, 'Bicicleta'.

Viven, como dijo Ortega y Gasset, una permanente disociación entre la
imagen que tienen de si mismos y la realidad.
Tienen un altísimo numero de psicólogos y psiquiatras y se ufanan de
estar siempre al tanto de la última terapia.
Tienen un tremendo súper ego, pero no se lo mencionen porque se
desestabilizan y entran en crisis.

Tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a si mismo
como liberados.

Son prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes.

Son racistas al punto de hablar de 'Negros o Judios de mierda' o
'cabecitas Negras'.






LOS ARGENTINOS SON ITALIANOS QUE
HABLAN EN ESPAÑOL.
PRETENDEN SUELDOS NORTEAMERICANOS Y
VIVIR COMO INGLESES.

DICEN DISCURSOS FRANCESES Y
VOTAN COMO SENEGALESES.
PIENSAN COMO ZURDOS Y
VIVEN COMO BURGUESES.

ALABAN EL EMPRENDIMIENTO CANADIENSE
Y TIENEN UNA ORGANIZACIÓN BOLIVIANA.
ADMIRAN EL ORDEN SUIZO
Y PRACTICAN UN DESORDEN TUNECINO.

Son 'Un Misterio'.
JULIAN MARIAS - Filosofo - Catedratico - Politico
Escritor y Periodista ESPAÑOL”
El Profeta habla de los cubanos


Desde una roca en el puerto, El Profeta contemplaba la blanca vela de la nave que a su tierra había de llevarlo. Una mezcla de tristeza y alegría inundaba su alma. Por nueve años sus sabias y amorosas palabras se habían derramado sobre la población. Su amor lo ataba a esa gente. Pero el deber lo llamaba a su patria. había llegado la hora de partir. Atenuabas su melancolía pensando que sus perdurables consejos llenarían el vació de su ausencia.
Entonces un político de Elmira se le acercó y le dijo: Maestro, háblanos de los cubanos.
El Profeta recogió en un puño su alba túnica y dijo:
"Los cubanos están entre vosotros, pero no son de vosotros. No intentéis conocerlos porque su alma vive en el mundo impenetrable del dualismo. Los cubanos beben de una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto y se ríen con su música. Los cubanos toman en serio los chistes y hacen de todo lo serio un chiste. Y ellos mismos no se conocen."










"Nunca subestiméis a los cubanos. El brazo derecho de San Pedro es cubano, y el mejor consejero del Diablo es también cubano. Cuba no ha dado ni un santo ni un hereje. Pero los cubanos santifican entre los heréticos y heretizan entre los santos. Su espíritu es universal e irreverente. Los cubanos creen simultáneamente en el Dios de los católicos, en Changó, en la charada y en los horóscopos. Tratan a los dioses de tú y se burlan de los ritos religiosos. Dicen que no creen en nadie, y creen en todo. Y ni renuncian a sus ilusiones, ni aprenden de las desilusiones."


"No discutáis con ellos jamás. Los cubanos nacen con sabiduría inmanente. No necesitan leer, todo lo saben. No necesitan viajar, todo lo han visto. Los cubanos son el pueblo elegido ... de ellos mismos. Y se pasean entre los demás pueblos como el espíritu se pasea sobre las aguas."
"Los cubanos se caracterizan individualmente por su simpatía e inteligencia, y en grupo por su gritería y apasionamiento. Cada uno de ellos lleva la chispa del genio, y los genios no se llevan bien entre sí. De ahí que reunir a los cubanos es fácil, unirlos imposible. Un cubano es capaz de lograr todo en este mundo menos el aplauso de otro cubano."















"No les habléis de lógica. La lógica implica razonamiento y mesura, y los cubanos son hiperbólicos y desmesurados. Si os invitan a un restaurante, os invitan a comer no al mejor restaurante del pueblo, sino "al mejor restaurante del mundo". Cuando discuten, no dicen "no estoy de acuerdo con usted", dicen "usted está completa y totalmente equivocado".
"Tienen una tendencia antropofágica. "Se la comió", es una expresión de admiración, "comerse un cable", señal de situación crítica y llamarle a alguien "comedor de excrementos", es su mas usual y lacerante insulto. Tienen voluntad piromaniaca, "ser la candela" es ser cumbre. Y aman tanto la contradicción que llaman a las mujeres hermosas "monstruos" y a los eruditos "bárbaros"; y cuando se les pide un favor no dicen "si" o "no", sino que dicen "sí, como que no".



"Los cubanos intuyen las soluciones aún antes de conocer los problemas. De ahí que para ellos "nunca hay problema". Y se sienten tan grandes que a todo el mundo le dicen "chico". Pero ellos no se achican ante nadie. Si se les lleva al estudio de un famoso pintor, se limitan a comentar "a mí no me dio por pintar". Y van a los médicos, no a preguntarles, sino a decirles lo que tienen."



"Usan los diminutivos con ternura, pero también con voluntad de reducir al prójimo. Piden "un favorcito", ofrecen "una tacita de café", visitan "por un ratico", y de los postres solo aceptan "un pedacitico". Pero también a quien se compra una mansión le celebran "la casita" que adquirió, o "el carrito" que tiene a quien se compró un coche de lujo."



"Cuando visité su isla me admiraba su sabiduría instantánea y colectiva. Cualquier cubano se consideraba capaz de liquidar al comunismo o al capitalismo, enderezar a la América Latina, erradicar el hambre en África y enseñar a los Estados Unidos a ser potencial mundial. Y se asombran de que las demás gentes no comprendan cuan sencillas y evidentes son sus fórmulas. Así, viven entre ustedes, y no acaban de entender porque ustedes no hablan como ellos."
Había llegado la nave al muelle. Alrededor del Profeta se arremolinaba la multitud transida de dolor. El Profeta tornose hacia ella como queriendo hablar, pero la emoción le ahogaba la voz. Hubo un largo minuto de conmovido silencio. Entonces se oyó la imprecación del timonel de la nave: "Decídase, mi hermano, dése un sabanaso y súbase ya, que ando con el schedul retrasao."
El Profeta se volvió hacia la multitud, hizo un gesto de resignación y lentamente abordó la cubierta. Acto seguido, el timonel cubano puso proa al horizonte Luís Aguilar León












Dciho popular: un "porteño" es un italiano que habla español, viste como un francés y piensa que tiene los modales de un inglés.


Julian Marías Realmente escribio sobre Argentina diciendo:




Las ilusiones del patriotismo no tienen término. En el primer siglo de nuestra era, Plutarco se burló de quienes declaran que la luna de Atenas es mejor que la luna de Corinto; Milton, en el XVII notó que Dios tenía la costumbre de revelarse primero a Sus ingleses; Fichte, a principios del XIX, declaró que tener carácter y ser alemán es, evidentemente lo mismo. Aquí, los nacionalistas pululan; los mueve, según ellos, el atendible o inocente propósito de fomentar los mejores rasgos de los argentinos. Ignoran, sin embargo, a los argentinos; en la polémica, prefieren definirlos en función de algún hecho externo; de los conquistadores españoles (digamos) o de una imaginaria tradición católica o del “imperialismo sajón”.

El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos sueles ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; (1) lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano. Aforismos como el de Hegel “El Estado es la realidad de la idea moral” le parecen bromas siniestras. Los films elaborados en Hollywood repetidamente proponen a la admiración el caso de un hombre (generalmente, un periodista) que busca la amistad de un criminal para entregarlo después a la policía; el argentino, para quien la amistad es una pasión y la policía una mafia, siente que ese “héroe” es un incomprensible canalla. Siente con don Quijote que “allá se lo haya cada uno con su pecado” y que “no es bien que los hombre honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello” (Quijote, I, XXII). Más de una vez, ante las vanas simetrías del estilo español, he sospechado que diferimos insalvablemente de España, esas dos líneas del Quijote han bastado para convencerme de error; son como el símbolo tranquilo y secreto de nuestra afinidad. Profundamente lo confirma una noche de la literatura argentina: esa desesperada noche en la que un sargento de la policía rural gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear contra sus soldados, junto al desertor Martín Fierro.
El mundo, para el europeo, es un cosmos en el que cada cual íntimamente corresponde a la función que ejerce; para el argentino, es un caos. El europeo y el americano del Norte juzgan que ha de ser bueno un libro que ha merecido un premio cualquiera, el argentino admite la posibilidad de que no sea malo, a pesar del premio. En general, el argentino descree de las circunstancias. Puede ignorar la fábula de que la humanidad siempre incluye treinta y seis hombres justos – los “Lamed Wufniks”- que no se conocen entre ellos pero que secretamente sostienen el universo; si la oye, no le extrañará que esos beneméritos sean oscuros y anónimos…Su héroe popular es el hombre solo que pelea con la partida, ya en acto (Fierro, Moreira, Hormiga Negra), ya en potencia o en el pasado (Segundos Sombra). Otras literaturas no registran hechos análogos. Consideremos, por ejemplo dos grande escritores europeos: Kipling y Franz Kafka. Nada, a primera vista, hay entre los dos en común, pero el tema del uno es la vindicación del orden, de un orden (la carretera de Kim, el puente en The Bridge Builders, la muralla romana en Puck of Pook´s Hill); el del otro, la insoportable y trágica soledad de quien carece de un lugar, siquiera humildísimo, en el orden del universo.
Se dirá que los rasgos que he señalado son meramente negativos o anárquicos, se añadirá que no son capaces de explicación política. Me atrevo a sugerir lo contrario. El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo; en la lucha con ese mal, cuyos nombres son el comunismo y el nazismo, el individualismo argentino, acaso inútil o perjudicial hasta ahora, encontrará justificación y deberes.
Sin esperanza y con nostalgia, pienso en la abstracta posibilidad de un partido que tuviera alguna afinidad con los argentinos, un partido que nos prometiera (digamos) un severo mínimo de gobierno.
El nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto; esa utopía, una vez lograda en la tierra, tendría la virtud providencial de hacer que todos anhelaran, y finalmente construyeran, su antítesis.
Buenos Aires, 1946

3 comentarios:

tpm dijo...

Muy buena aclaración.
Me llegó por internet y no me cuadraba para nada.

Jorge Flores dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jorge Flores dijo...

Atención, que este tampoco es de Julián Marías, sino de Borges.